“Expired domain”: una historia americana con dominios caducados

Los conceptos “expired domain” o “dropped domain” son muy comunes en el contexto del marketing online y hacen referencia a aquellas direcciones de páginas web registradas a nombre de un particular o de una empresa que no se renovaron o se cancelaron después de expirar el contrato. Con esto, el dominio se vuelve a liberar para su registro. En la mayoría de los casos, y para proteger sus dominios, los administradores de páginas web no se conforman con el plazo mínimo de un año, sino que permanecen registrados con un proveedor de alojamiento durante un periodo de tiempo más largo.

Hay muchas razones por las cuales alguien elimina o cancela un dominio. Si, por ejemplo, una empresa se disuelve o un proyecto llega a su fin, probablemente se elimine toda su cartera de dominios, por lo que muchos proveedores compran dichos dominios expirados y los reutilizan.

¿Por qué son tan atractivos los dominios caducados?

Los dominios expirados son particularmente atractivos debido a los beneficios potenciales que representan para la optimización en motores de búsqueda de una página web. Esto se debe al hecho de que es posible adoptar, utilizar y sacar provecho a la estructura de enlaces ya existente. De esta forma, el webmaster se ahorra mucho trabajo que, de otra manera, tendría que hacer manual y continuamente con cada uno de los links entrantes. Como regla general, el valor de una página web aumenta orgánicamente con los años y, de la misma forma, el valor del dominio también aumenta con el ranking en los motores de búsqueda y los backlinks. A la hora de reducir esfuerzo, la adquisición de un “expired domain” representa una gran oportunidad para los operadores web. Sin embargo, también cabe resaltar que existen algunos riesgos al utilizar dominios caducados. La suma invertida en la adquisición de un dominio solo vale la pena si la web realmente atrae tráfico y goza de una buena reputación. En el peor de los casos también se “hereda” el lado oscuro de dicho dominio en desuso (problemas con bots, ataques de spam o penalizaciones de Google).

El caso de Cameron Harris: dinero rápido con noticias falsas en un dominio caducado

El New York Times publicó una noticia sobre Cameron Harris, un estudiante recién graduado en ciencias políticas en el Davidson College de Carolina del Norte, que logró monetizar la adquisición de un dominio expirado. Este reconocido diario estadounidense lo denominó “una obra maestra de las noticias falsas”. Después de terminar sus estudios, el joven de 23 años andaba tras la búsqueda de un modelo de negocio lucrativo y se le ocurrió la idea de llevar a cabo un “experimento sociológico”, como él mismo lo denominó.

Al principio Harris publicó algunos artículos online con los que obtuvo pocos clics y una respuesta moderada del público. Sin embargo, sus historias solo empezaron a ganar la atención del público después de que acusara a Hillary Clinton de haber condenado la muerte del gorila Harambe como un acto racista. Desde ese momento, tras darse cuenta de que podía obtener una gran cantidad de clics, Harris se centró en cuestiones políticas. Algunos de los ejemplos incluyen historias que acusaban a Bill Clinton de estar implicado en un escándalo sexual con menores de edad, así como de un intento de divorcio con su esposa.

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¿Cómo logró Harris ganar dinero con estos “expired domains”?

Harris explicó que encontró el nombre de dominio caducado “ChristianTimesNewspaper.com” a través del proveedor ExpiredDomains.net y lo compró por tan solo 5 dólares. Según su criterio, tan solo fue suficiente el nombre del URL para proporcionar la credibilidad de la fuente. Así, centrándose en la campaña electoral estadounidense entre Hillary Clinton y Donald Trump, Harris empezó a publicar algunos artículos en su recién adquirido dominio.

Con su historia más sobresaliente, Harris anunció algo que los teóricos de la conspiración sospechaban desde hace tiempo: “decenas de miles” de votos a Clinton se encontraron en un campamento en Ohio, algo que, según Harris, la policía ya había averiguado. Para aumentar el nivel de veracidad de su “noticia”, este añadió una imagen de archivo en la que se reconocía a uno de los trabajadores del almacén. En la foto, el trabajador movía grandes cajas con las supuestas papeletas modificadas a favor de Hillary Clinton. Además de la imagen, Harris informó acerca de un supuesto complot para manipular los resultados de la elección, afirmando que durante el día de las elecciones las papeletas se iban a filtrar para ser parte del conteo de votos y legitimar así la victoria de Clinton.

Para difundir su historia, Harris creó perfiles falsos en Facebook y compartió el artículo de su recién adquirida página web. Su “experimento” surtió efecto: la historia sobre el presunto fraude electoral se propagó viralmente a gran escala. Solo con este artículo y, gracias a que muchas personas aceptaron la información como verídica haciendo clic en el artículo y compartiéndolo, Harris ganó 5.000 $ a través de Google AdSense.

Curiosamente, el artículo consiguió 6 millones de clics e incluso Donald Trump compartió la historia en sus redes. El ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos ya había utilizado noticias falsas para atacar a opositores políticos, cuestionar la legitimidad de la administración de Obama y denigrar a los medios de comunicación y esta práctica hizo que pasara de ser una reconocida estrella de los reality shows a convertirse en el funcionario con el cargo más elevado en los Estados Unidos.

¿Qué motivó a Harris para usar dominios caducados y propagar noticias falsas?

Harris negó toda motivación política detrás de sus historias falsas. Según sus declaraciones, el único interés que perseguía era el de conseguir el mayor beneficio aprovechándose del potencial mediático de los temas políticos. Cuando le preguntaron si tenía algún sentimiento de culpa por haber difamado a un candidato a la presidencia, Harris respondió que debido a que generalmente la política consiste en exageraciones y medias verdades, y a que esta era una práctica establecida en estos círculos, su contribución no había sido tan grave.

Harris también confirmó que habría estado preparado para enfrentarse a Trump y promover la candidatura de Hillary Clinton si hubiera llegado a ser más lucrativo. Desde luego, los seguidores de Trump fueron mucho más impulsivos que los de Clinton, siendo los partidarios del candidato republicano quienes más compartieron los artículos voluntariamente.

El joven politólogo reafirmó su espíritu republicano pero, en última estancia y según sus declaraciones, su única motivación fueron los 20.000 dólares que generó a través de Google Ads (anuncios) en su web. Sin embargo, Google eliminó rápidamente la publicidad de su página tras descubrir su malintencionada estrategia.

Harris cometió el error de esperar. Poco después de las elecciones, Google anunció que no colocaría ningún anuncio en webs que publicaran noticias falsas y unos días más tarde todos los anuncios habían desaparecido de los dominios de Harris. Después de una exhaustiva comprobación, se le informó de que sus dominios eran esencialmente inútiles.

Sin embargo, no todo estaba perdido. Harris implementó una ventana emergente en el dominio caducado reactivado que animaba a los visitantes a unirse al equipo (ficticio) “Stop the Steal”, en español algo como “Paremos el robo”. Al unirse, los usuarios averiguarían cómo Clinton manipuló las elecciones y cómo detenerla. De esta manera, Harris recolectó unas 24.000 direcciones de correo, de las que, según dice, todavía no está claro su uso.

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