Los 5 peligros en las redes sociales más habituales: aprende a defenderte
La utilización ingenua de las redes sociales puede tener consecuencias emocionales, sociales, financieras y legales. En algunos casos, incluso puede provocar la publicación o divulgación indeseada de datos personales. Los niños y los jóvenes no son los únicos que están expuestos a los riesgos de las redes sociales, sino que también forman parte de dicho grupo los adultos y, asimismo, las autoridades públicas, los bancos y las grandes empresas de Internet.
Hoy en día las redes sociales son más populares que nunca. De los casi 3,43 mil millones de usuarios de Internet en todo el mundo, 2,28 mil millones de personas, es decir, casi un tercio de la población mundial, utilizan las redes sociales, tendencia que va en aumento. Como plataforma con el mayor número de clics mensuales, Facebook va a la cabeza y celebra con WhatsApp una doble victoria entre los usuarios de dispositivos móviles.
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El entusiasmo por las fotos de perezosos y gatos puede ser elevado, pero donde mucha gente se concentra, también hay ladrones que se regocijan. En la vida real estos se sienten atraídos por los festivales callejeros, los vagones atestados de gente y las animadas atracciones turísticas, pero en el mundo digital, las redes sociales sirven para que los hackers, los ciberdelincuentes y los traficantes de datos campen a sus anchas. Sin embargo, los peligros de Facebook y de otras redes sociales entrañan muchas más inseguridades de las que es necesario protegerse.
La inseguridad en las redes sociales: la adicción a los likes
Los jóvenes son particularmente propensos a volverse adictos a Internet: en una fase vital en la que los contactos sociales con personas de la misma edad desempeñan un papel muy importante para la autoestima y la identidad, los likes y las solicitudes de amistad inducen a pasar cada vez más tiempo frente a la pantalla.
Al igual que en la adicción al juego, la emoción real en la que el cuerpo libera endorfinas solo puede sentirse durante una fracción de segundo, esto es, cuando la alarma de mensajes nuevos parpadea alertando sobre la recepción de posibles mensajes de “amigos” o sobre una valoración positiva en un comentario publicado. Si se deja de prestar atención al smartphone durante mucho tiempo, algunos tienen la sensación de estar dejando de lado cosas importantes, con lo que se pierde de vista lo que realmente importa fuera de las redes sociales.
Privacidad y mensajería: mobbing en la época digital
Mientras que algunos reciben su dosis diaria de felicidad en Internet, otros siempre deben estar preparados para lo peor en cuanto se conectan a las redes sociales, pues se han convertido en víctimas de ciberacoso o stalking, extensiones digitales de problemas reales. Aquellos estudiantes que padecen aislamiento en clase también suelen ser víctimas de insultos aberrantes en la red, que pueden incluir ataques y amenazas, difamaciones o la publicación de imágenes personales. Las víctimas de los acosadores deben hacer frente a menudo a mensajes amenazadores y el hecho de subir fotos que se pueden ver públicamente y de compartir eventos próximos hace que muchos usuarios faciliten enormemente la tarea a sus acosadores.
Por ello es recomendable que los padres hablen con sus hijos sobre los peligros de las redes sociales antes de permitirles crear una cuenta, haciendo especial hincapié en la importancia de los ajustes de privacidad. Cuantos menos datos personales se publiquen, mejor, y es que, como indica esta infografía de TrendMicro sobre los riesgos de hacer publicaciones en las redes sociales, los delincuentes utilizan sobre todo los datos sobre el centro de estudios (que ofrece el 61 % de todos los usuarios), el lugar de nacimiento (48 %) o los planes para las vacaciones (26 %) para acosar o amenazar a sus víctimas.
Los peligros de Facebook y el tráfico de datos
Todo el que se mueve por la red deja rastro. Quien hace público su muro de Facebook y lo nutre diariamente con datos sobre su edad, su música favorita, su afición por los juegos o sus marcas favoritas, está dejando una huella digital tan grande como la de Godzilla. En sus Términos y Condiciones se lee claramente que Facebook no solo tiene los derechos sobre todas las fotos que se suben a la plataforma, sino que puede revender los datos de perfil públicos, prácticamente un dossier digital, a sus socios. Muchos usuarios no ven ningún problema en ello, sino que al menos una cuarta parte de los usuarios encuestados se alegraba incluso de ver publicidad personal basada en el análisis de datos, con lo que así se facilita la búsqueda de bienes de consumo.
Sin embargo, todo el mundo debe ser consciente de que el almacenamiento y la venta de datos personales conlleva o aumenta el riesgo de caer en manos de los criminales. Además, los usuarios finales no suelen tener una visión general de hasta dónde llegan sus datos en la red. Incluso cuando te descargas una aplicación estás concediendo inconscientemente el derecho a analizar tus datos de contacto y la información sobre tu conexión a Internet. Estos datos personales son los que hacen a los usuarios de las redes sociales interesantes para las empresas y su venta permite ganar dinero o, al menos, adaptar la publicidad al usuario.
Con contraste, la publicidad personalizada representa un uso inofensivo de los datos personales. Cuando los ingenieros sociales acceden a tus datos, la amenaza es mucho peor, pues estos son la versión moderna de los estafadores: los ingenieros sociales engañan a sus víctimas para obtener sus datos o su dinero, para lo que utilizan diversos métodos: generalmente adoptan una identidad falsa para ganarse la confianza de las posibles víctimas y, o bien se presentan como autoridad (por ejemplo, haciéndose pasar por un agente financiero o por un miembro de la Oficina de Investigación Criminal) o como un amigo o familiar. Esto se hace, por ejemplo, hackeando cuentas o escribiéndole a los contactos.
Una variante especial de la ingeniería social es el baiting: los proveedores de supuestas descargas gratuitas requieren los datos de acceso al correo electrónico y así pueden acceder a tu cuenta de correo electrónico. Quid pro quo es el nombre que recibe un método con el que los estafadores ofrecen determinados servicios o información si el usuario sigue sus instrucciones o proporciona datos técnicos de antemano. Veamos un ejemplo: si el estafador se hace pasar por una empresa de informática que ofrece una solución rápida para problemas comunes con bugs, pedirá a su víctima que desactive el firewall e instale una actualización, la cual resulta ser un virus o un spyware.
Los ataques de phishing se alimentan del miedo y se sostienen por la confianza en las autoridades. Así, muchos correos de phishing se basan en el texto y el diseño de los emails de bancos o de populares proveedores de servicios, enlazando a páginas web que se asemejan a las de las respectivas instituciones. Si se introducen los datos bancarios, estos se envían directamente a los ciberdelincuentes. Otra posibilidad es el robo de la identidad, cuyo uso permite a los delincuentes abrir negocios o cometer delitos en tu nombre.
Descrédito: cualquiera puede ver los contenidos públicos, incluso tu jefe
¿Estás buscando trabajo o has encontrado al amor de tu vida? Las redes sociales te ofrecen muchas opciones para causar una impresión, tanto positiva como negativa, a los nuevos contactos. Un 75 por ciento de los jefes de personal consiguen hacerse una primera idea de los solicitantes de trabajo a través de Facebook. Sin embargo, quien destaque públicamente con fotos o comentarios referentes a drogas ilegales o al consumo excesivo de alcohol, verá disminuidas sus posibilidades. Asimismo, los mensajes de odio referentes a tu persona también dan una mala imagen sobre ti, pero no todas las meteduras de pata en las redes sociales son responsabilidad tuya. A los chantajistas o a tus enemigos personales les resulta sencillo publicar comentarios difamatorios en la red. Los peligros de las redes sociales van desde la difamación hasta el llamado revenge porn (pornografía vengativa). Aunque las plataformas establecen normas de comportamiento y suelen recurrir a moderadores que eliminan ese tipo de contenidos, no siempre se reacciona con prontitud. Así, los contenidos subidos de tono pueden propagarse sin control y en tales casos solo se puede ayudar a las víctimas documentando con precisión quién tenía acceso a los datos y acudiendo a la policía.
Puedes obtener más información sobre la diversidad de las redes sociales y sobre cómo mantener buenos contactos en nuestro artículo sobre las redes sociales más utilizadas.
Las redes sociales como herramienta de RRPP: riesgos para la imagen
Muchas empresas utilizan las redes sociales para aumentar su alcance y comunicarse con los clientes. Las instituciones o empresas de mayor envergadura suelen tener varias cuentas que deben administrar. Si no existe ningún cargo directivo que se ocupe de la exactitud y actualidad de los contenidos, esto puede tener una repercusión negativa en el lector. Así, la falta de organización de los contenidos propios es uno de los peligros de las redes sociales que muchas empresas subestiman, pero tampoco deben dejarse de controlar los comentarios, pues las discusiones llenas de insultos intimidan a los lectores. Asimismo, si las personas responsables no intervienen en los mensajes de odio y en las amenazas, esto también puede dañar la imagen. Especialmente si se origina una shitstorm, el escándalo está servido.
Los cursos de formación, una política de redes sociales y el acceso restringido únicamente a algunos trabajadores son las piedras angulares de una presencia brillante en la red, sin olvidar la seguridad jurídica. Entre los riesgos de las redes sociales también se cuentan los hackers que falsifican contenidos o distribuyen virus y gusanos a los clientes tras hacerse con una cuenta.
Asimismo, el phishing y la redirección a páginas web maliciosas son prácticas cada vez más comunes entre los ciberdelincuentes. Con ello, dependiendo del ataque pueden producirse, además de daños a la reputación, perjuicios económicos adicionales.
Conclusión
Las redes sociales entrañan peligros que pueden tener graves consecuencias, pero una cierta dosis de escepticismo son de gran ayuda en la mayoría de los casos, al igual que las siguientes medidas:
- Configurar la privacidad de manera que solo los amigos puedan tener acceso a tu información
- Evitar publicar datos personales o los planes sobre las vacaciones
- No aceptar solicitudes o mensajes de cuentas desconocidas
- Evitar hacer clic en URL abreviadas
- Informar sobre cuentas sospechosas u ofensivas
- Separar estrictamente entre la cuenta privada y la del trabajo
- Cursos de formación sobre redes sociales para trabajadores con hincapié en la seguridad de los datos